Ha transcurrido largo tiempo —quizá un par de años— desde que decidí adquirir una Nintendo Switch, concretamente la edición especial de Mario, y el juego que da nombre a esta entrada fue mi elección para estrenarla. Es cierto que el abanico de posibilidades que nos brinda el catálogo de la consola es amplio e interesante, pero mi gran devoción por las aventuras del fontanero más famoso de la industria «videojueguil», me ayudaron a tomar esta difícil decisión. Por este motivo me hace ilusión dar comienzo a esta apasionante aventura «bloguera» de la mano de este simpático personaje. Solo aclarar que en este tipo de textos me gustaría compartir mi experiencia a los mandos del videojuego en cuestión de forma concisa y comentar mi grado de satisfacción con la compra —no pretendo analizar minuciosamente cada detalle y someterlo a juicio—. Dicho esto, empecemos.
No puedo negar que Nintendo ha sabido cautivarme a base de nostalgia, pero Super Mario Odyssey es mucho más que un plato de sabor añejo. El viaje nos invita a visitar diversas regiones junto a Cappy, un curioso sujeto que se transforma en la gorra de nuestro héroe y que nos permitirá realizar distintas acciones. De hecho, en la modalidad local para dos jugadores, nos repartiremos el control de los dos protagonistas pero, personalmente, es una idea que no me termina de convencer. Sin embargo, no ha sido un aspecto que haya empañado el resultado final. Honestamente, desde el primer instante en el que pensé en este juego, esta opción siempre se mantuvo en un plano más bien secundario. Lo mismo me sucede con las funciones online que han sido implementadas en forma de mini juegos y pueden ampliar nuestra experiencia con el título, aunque el resultado final se me antoja insuficiente.
El cuidado diseño de los mundos es uno de los puntos que más me ha sorprendido, destacando esa agradable sensación de semilibertad que nos invita a explorar hasta el rincón más recóndito —aunque se eche en falta algún incentivo extra—. Un último detalle que quiero resaltar antes de concluir, es la amplia gama de trajes que podemos adquirir y, por supuesto, con los que vestir a nuestro bigotudo amigo para darle un toque más simpático y divertido a nuestra aventura —estoy convencido de que a Mario no le habrá resultado tan gracioso como a mi— y/o cumplir con alguna que otra misión de vestidor. En definitiva, un título que me lo ha hecho pasar en grande desde el primer minuto y que seguro gustará a los grandes amantes de la serie.