Virtua Fighter, un clásico de la lucha 3D, en Saturn

En la década de los noventa, Sega nos deleitó con auténticas joyas que gozaron de gran éxito en los salones recreativos —y muchas—. De hecho, hace algunos meses ya os hablé del mítico «Daytona USA», concretamente de su adaptación para «Sega Saturn», y hoy he querido traer a otro clásico de la compañía, que también aterrizó en este sistema doméstico, al blog. Un título que tuvo una repercusión inimaginable sobre la industria del videojuego —sino que se lo digan, por ejemplo, a Sony y su PlayStation 1—, aunque no es un tema que vaya a abordar en la entrada, sí que ha sido uno de los aspectos que me han motivado a dedicar este análisis a «Virtua Fighter». Todo ello a pesar de tratarse de una conversión, en lugar de la versión original, que es a la que he podido dedicar más tiempo.

Fue uno de los primeros programas que se anunciaron para la máquina y, en España, formó parte del reducido catálogo de juegos —Clockwork Knight, Daytona USA e International Victory Goal, junto al que nos ocupa— que la acompañaron de salida aquel viernes 7 de julio de 1995 —lo hizo a un precio de 11990 pesetas y de 79900 si te decidías por el pack del juego con la consola—. Lo cierto es que su lanzamiento se adelantó, aproximadamente, un par de meses al que estaba previsto inicialmente en Europa —como sucedió en Japón y Estados Unidos— y el resultado final, bueno, digamos que no fue del todo el esperado. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos, luego hablaremos de todo ello en detalle y con más tranquilidad.


Fight one, Ready? Go!

El software nos permite tomar el control de uno de los ocho maestros en artes marciales —en diferentes especialidades— que pone a nuestra disposición. Los luchadores que conforman la plantilla de «Virtua Fighter» y que podíamos utilizar en alguna de sus modalidades de juego —modo arcade o versus— son: Akira Yuki (Hakkkyouken), Jacky Bryant (Jeet Kun Do), Jeffry McWild (Pancratium), Kage Maru (Ninjitsu), Lau Chan (Kou-ken), Pai Chan (Ensei-ken), Sarah Bryant (Jeet Kun Do) y Wolf Hawkfield (Lucha libre) —también estaba Dural, aunque este no era controlable—. Entre todos ellos, según se anuncia en la parte trasera de la propia carátula europea, sumaban más de setecientos movimientos especiales, aunque no tengo demasiado claro que es lo que se tuvo en cuenta para obtener dicha cifra.

Es cierto que la reducción poligonal que sufrieron los modelados o que la bajada de resolución en «Sega Saturn» es considerable, aun así, el acabado es muy similar al de «Sega Model 1». No obstante, existen otros elementos, que se aprecian mucho menos trabajados, que no se pueden tolerar en un título que se pone a la venta. Estas deficiencias se suelen traducir, con frecuencia, en un molesto efecto de «popping» o en caídas puntuales en la tasa de fotogramas por segundo que le restan fluidez a los enfrentamientos. Hoy en día tampoco es admisible, pero al menos se lanzan parches para tratar de subsanar este tipo de errores —algo casi impensable en la época—. Una práctica muy común entre las compañías del sector y, quizás, más extendida de lo que me gustaría.


Ring Out

Virtua Fighter fue uno de los primeros juegos que tuve y, por esa razón, hay muchas cosas sobre él que recuerdo con especial cariño. En aquellos tiempos, la IA (Inteligencia Artificial) me parecía de lo más desafiante —y me lo sigue pareciendo— y derrotar a todos los oponentes en el modo arcade era todo un logro para mí —supongo que tendría aproximadamente seis años por aquel entonces—. También estaban esos característicos cuadriláteros que se volvían más pequeños a la hora de desempatar un duelo. Estoy convencido de que me estoy dejando muchas cosillas en el tintero, pero es muy complicado realizar un análisis tan profundo —tampoco es esa la intención de esta entrada— de un título como este en un espacio tan limitado.

En definitiva, es una adaptación que saca a relucir sus costuras y cuya versión mejorada, Virtua Fighter Remix —con multitud de correcciones, uso de texturas y otras tantas más—, que llegó poco tiempo después, dejó en evidencia a un «Virtua Fighter» que se lanzó en un estado poco pulido —posiblemente por las prisas u otros factores, pero inacabado, a fin de cuentas— y demostró el amplio margen de perfeccionamiento que realmente existía. Sin embargo, a pesar de ser un título que presenta ciertos fallos que pueden empañar un poco la experiencia final del usuario, no deja de ser una fiel adaptación que, aún con las limitaciones de un hardware mucho menos potente, luce casi tan bien como el original —salvando las distancias, claro—.

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